De la mano de Pedro Morais y Textos Ígneos, «El irresponsable» («O irresponsável») comenzará en breve su andadura en portugués. Alza así el vuelo de nuevo este ensayo libre, recién editado en España por La Linterna Sorda y publicado con anterioridad por Las Siete Entidades (2000) y Brulot Editorial (2008). Obra absolutamente «liberada», se ha ido reeditando periódicamente en América Latina, particularmente en Chile (Ediciones Acéfalo, Editorial Germinal y Crimental Ediciones, Acaso Ediciones).
Feliz de acercar esta obra, en su lengua, a mis compañeros de Portugal y de Brasil (el propio Pedro, Vera, Paulo, Gloria y tantos otros). Los libros son «voluminosas cartas a los amigos», se ha dicho… Pero esta extensa carta quedará «suelta» en la red, para todos y para nadie.
Transcribimos su primer capítulo:
ECHA A ANDAR LA AGUJA
Hubo un tiempo en que la Salvación se imaginaba a la vuelta de la esquina. Occidente se pobló entonces de Emancipadores, Iluminados, Redentores, Ingenieros de la Revolución, Pastores, Liberadores, Mesías, Profesionales de la Subversión, Caudillos, Profetas, Agitadores,… Invadieron la política organizada lo mismo que la enseñanza, el arte como la filosofía, no menos el círculo adormecido del ocio que las arenas movedizas del trabajo. Pasaron los años y la vigorosa nueva Esperanza apenas podía ya distinguirse de la vieja Religión. Pronto organizó su liturgia específica, su Inquisición particular, su Paraíso y su Infierno, su Decálogo y su Iglesia de los Explotados. Comenzó así a adquirir el aspecto de un narcótico entre otros, de un refugio como los demás, de una trampa incomparable. Cuando contaba ya con la aprobación de la Moral de siempre y empezaba a ser hablada por el Lenguaje, tropezó con la emergencia de una oscura generación de Herejes. Peligraba la salud en la tierra y los nuevos heterodoxos volvieron la vista a la medicina –no a la Ciencia de los Remedios, todavía demasiado religiosa, sino a la medicina popular. Un desconcertante combate enfrentó (enfrenta hoy) a los Sacerdotes de la Emancipación con los Guerrilleros de la Salud… Entre los últimos se halla el Irresponsable, el Esquizo, el Desertor, el Libertino, el Comediante, el Criminal, el Apartida. Ante la policía de la Razón, y tras declararse “huérfano, ateo y anarquista”, uno de ellos recordó a Nietzsche:
“Somos enemigos de todo Ideal que asegure un Asilo, un Hogar,
en este momento de transición frágil y desmoronada;
y respecto a la realidad de un ideal semejante,
no podemos creer en su duración.
Soplan los vientos del deshielo; nosotros mismos, los sin patria,
rompemos el hielo y otras ilusiones demasiado endebles.
Nosotros no conservamos nada, no queremos volver a nada de lo pasado,
no somos tampoco liberales, no trabajamos por el progreso.
Otro ideal corre delante de nosotros, un ideal singular, tentador,
lleno de peligros,
un ideal que no recomendamos a nadie;
es el ideal de un espíritu que se burla ingenuamente, sin malicia,
porque su plenitud y su potencia se desbordan,
de todo lo que hasta ahora se consideró sagrado,
bueno, intangible, divino.
Con ese ideal comienza lo verdaderamente serio,
se plantea el auténtico problema, se tuerce el destino del alma,
echa a andar la aguja,
empieza la tragedia…”