
LOS DISCURSOS PELIGROSOS EDITORIAL (FACTORÍA NO-ECONÓMICA DE HERRAMIENTAS CRÍTICAS) quisiera expropiar a los autores para que, de este modo, la comunidad pudiera re-apropiarse de sus obras. Progresivamente, iremos facilitando el libre acceso a los autores que constituyen nuestra “familia intelectual” y a las obras que más estimamos. Autores y obras que habrían de aparecer en una soñada pequeña personal Biblioteca de Viaje.
No reconocemos ningún «derecho de autor». Practicamos la libertad de crear, que nada requiere del Estado.
1. ¿Qué es la psicología?, de Georges Canguilhem, maestro de Michel Foucault. En solo diez páginas, Canguilhem “desnuda” la supuesta ciencia psicológica y la terrible práctica de los psicólogos. Recomendado para todas las víctimas y todos los odiadores de la psicología. https://www.dropbox.com/s/fywewrewl2fszf4/sicologia.pdf
2. Nacimiento de la Biopolítica, de Michel Foucault. El filósofo francés, en sus últimas clases, recordándonos que Estado Mínimo Neoliberal y Estado Dilatado del Bienestar son solo dos pigmentos, dos colores, en el cuadro abigarrado de la ausencia real de libertad (y de la explotación material continuada) que el poder-saber pintó para el hombre desde el siglo XVIII…
https://www.dropbox.com/s/0zejp9md2qvessg/biopolitica.pdf
3. Retrato del hombre civilizado, de E. M. Cioran. ¿Por qué hemos concedido tan fácilmente que la civilización es preferible a la barbarie? ¿Quién supuso que las sociedades subsumidas en el proceso histórico, como las nuestras, son de algún modo superiores a aquellas otras que escaparon del tiempo, se burlaron del Progreso y quisieron congelarse en una formación primitiva? La provocación Cioran, retratándonos magistralmente, suscita estas y otras preguntas. https://www.dropbox.com/s/xkc3nh3mo96tkay/retrato.pdf
4. Dostoievski, de A. Gide. Cuando, en 1908, André Gide revisa la correspondencia de Dostoievski y escribe, a propósito, un libro, ¿de qué habla?: ¿trata de Dostoievski?, ¿de sí mismo?, ¿de la literatura? Un libro precioso para aproximarse a dos autores y al patetismo de toda condición escritora. https://www.dropbox.com/s/ovrl056qrgy0966/dostoievski.pdf
5. Edgar A. Poe: su vida y sus obras, de Ch. Baudelaire. “¿Cómo puede la excepción relacionarse con la excepción?”, se preguntaba, malicioso, Sade, sugiriendo antipatía, hostilidad, odio. Baudelaire, no obstante, se relaciona con Poe desde la estima, escritor excepcional admirando a otro escritor excepcional. https://www.dropbox.com/s/ntjongtse7jbzme/Poe.pdf
6. El terremoto en Chile, de Heinrich von Kleist. Goethe, hombre de Estado, razonable hasta el aburrimiento, no simpatizaba en exceso con Kleist, un temperamento romántico, indomable y turbulento, como reflejan las páginas de este pequeño relato descorazonador. https://www.dropbox.com/s/7o3evippnqoq5xb/terremoto.pdf
7. Reglas para el parque humano, de P. Sloterdijk. El filósofo alemán, en un pequeño bellísimo texto, se distancia del engendro ideológico progresista que, en la línea de J. Habermas, y bajo el aura del humanismo, sintetiza el imperialismo ético-jurídico de Occidente (“Comunidad Liberal de Grandes Dimensiones”, “Ética dialógica Universal”,…) con la vocación pedagógico-educativa de nuestras élites intelectuales, desde Platón hasta E. Morin (“Reforma Planetaria de las Mentalidades”). https://www.dropbox.com/s/oguqevkz3lysfuk/reglas.pdf
8. La noción de gasto, de G. Bataille. En 1933, Bataille alumbra una crítica pionera del productivismo y del descarnado racionalismo occidental, adelantando perspectivas que serán retomadas, décadas después, por autores como Baudrillard o Maffesoli. https://www.dropbox.com/s/frdzsrjrxeq5git/gasto.pdf
9. Cuentos, de J. Joyce. A través de sus relatos breves, y prescindiendo de la artificiosidad que lasta Ulises, Joyce nos muestra su modo de mirar el mundo y no tanto el mundo, menos la gente entre la que está que su manera de estar entre la gente. https://www.dropbox.com/s/sswewijn25zgjb1/joice.pdf
10. El mito de Sísifo, de A. Camus. De espaldas a la lógica y al sentido común, el “héroe absurdo” de Camus, dueño de sus días, consciente de su destino, hace callar a todos los ídolos… https://www.dropbox.com/s/xay9sj4hqhnc1ab/sisifo.pdf
11. El arte se repliega en sí mismo, de P. Sloterdijk. El arte estuvo a punto de morir en los museos. Murieron, no obstante, los museos; y el arte huyó, sin saber a dónde ir. Morirá del todo, si no se abraza a la vida; vale decir, a la lucha. https://www.dropbox.com/s/p8q2lvr5pylhvlu/El%20arte%20se%20repliega%20en%20si%20mismo.pdf
12. Gozar no es obligatorio. Una entrevista a S. Zizek. Foucault señaló que, en nuestro tiempo, la “represión del sexo” era ya menos significativa que la “represión por el sexo”. Zizek añade que, en esta sombría actualidad, también la pulsión a gozar, la obsesión por el disfrute y la búsqueda frenética del placer pueden constituir momentos irreemplazables de una moderna tecnología del control social. https://www.dropbox.com/s/ep848ten26clwqr/zizek.pdf
13. La señorita Julia, de A. Strindberg. “¿Para qué queremos hablar, si ya no podemos engañarnos?”… Teatro filosófico, “metafísico” diría Artaud, en las antípodas de esa superficialidad psicológica que, procediendo de la peor literatura, ha degradado también buena parte del cine y de la dramaturgia contemporánea. https://www.dropbox.com/s/8fu313w8g343dey/julia.pdf
14. Carta a los Poderes, de A. Artaud. La palabra insurrecta de Artaud (contra los directores de los psiquiátricos, contra los rectores de las universidades, contra el inquilino de la Santa Sede,…) en el número 3 de la revista “La Revolución Surrealista”: https://www.dropbox.com/s/rfukp46t3oi3yqt/poderes.pdf
15. La Carta Extraviada, de Pedro García Olivo. Regalo a La Carta…, mi primera publicación, la dicha de aparecer en esta lista, con una tan buena compañía. Detestando la falsa humildad, y tan bien un poco la más común humildad verdadera, tengo la sensación (aunque no estoy seguro) de que este es su sitio: https://www.dropbox.com/s/na4o9umwl5kp0cu/La%20Carta%20Extraviada.pdf
16. Andy Warhol: el esnobismo maquinal, de J. Baudrillard. Warhol desublimado a consciencia por Baudrillard, que lo concibe, sin acritud, como una “nada” interesante: https://www.dropbox.com/s/mfk9tedkr7hymw4/maquinal.pdf
17. Canto de amor y muerte del corneta Cristóbal Rilke, de Rainer María Rilke. Brillante alegato poético de Rilke contra nuestra Guerra y toda su estela (Estados, Banderas Nacionales, Muertes heroico-patriótico-patéticas de los soldados).
https://www.dropbox.com/s/l50usz3f8gadw3a/Rilke.%20Canto%20de%20amor%20y%20muerte.pdf?dl=0
18. No tengo miedo de morir entre pájaros y árboles. Selección de poemas de Javier Heraud. De cuando a la guerrilla marchaban los poetas…
https://www.dropbox.com/s/kq5ceslppovwnfs/Morir%20entre%20p%C3%A1jaros%20y%20%C3%A1rboles.pdf?dl=0
19. El regreso del hijo pródigo, de A. Gide. Como testimonio radical de aversión a la centralidad del Sistema, y denunciando la sordidez de toda «instalación» (en una Casa, un Trabajo, una Patria, o en cualquier otra modalidad de Hogar), A. Gide nos ofrece una de las más emocionantes exaltaciones de la Fuga, canto poético a la voluntad de labrarse un Margen. «Llevas contigo mis esperanzas. Ojalá pudieras no regresar».
https://www.dropbox.com/s/jtiigk8aowgxvl8/El%20regreso%20del%20hijo%20pr%C3%B3diigo.pdf?dl=0
20. Desempleo creador (La decadencia de la sociedad profesional), de I. Illich. Extractamos uno de los escritos más radicales de Iván Illich, revuelto contra el Mercado, el Empleo y la Administración. Sociedad de consumo, trabajo alienado y Estado del Bienestar, interrelacionados y retroalimentados, constituyen el objeto de la desafección para el desescolarizador austriaco.
https://www.dropbox.com/s/nunxu5s9muz0w3d/Illich%2C%20I.%2C%20Desempleo%20creador.pdf?dl=0
21. La filosofía tojolabal. Bello escrito de Carlos Lenkersdorf, perfectamente heterotópico, cantando a la «filosofía indígena» y a la primacía ontológica, epistemológica y sociológica que en el entorno de los pueblos originarios latinoamericanos adquiere la Comunidad. Corre, en paralelo, la desafección hacia hacia el capitalismo global, alentado por el individualismo invasivo de los occidentales… Para leer «La filosofía tojolabal», pínchese aquí: Prevalencia de la comunidad
22. El orden del discurso, de M. Foucault. Invitado a trabajar en el Collège de France, M. Foucault pronuncia esta lección inaugural en diciembre de 1970. En nuestra opinión, se trata del escrito más adecuado para acceder a su método de análisis y a los grandes ejes temáticos de sus investigaciones posteriores: El orden del discurso. Texto completo.
Desde esta entrada, donde se comenta y extracta la obra, cabe descargar también el texto íntegro: https://pedrogarciaolivo.wordpress.com/2018/12/06/en-torno-a-los-perjuicios-de-leer-un-buen-libro/
23. ¡Al diablo con las buenas intenciones! Palabras intempestivas contra el misionerismo occidental, la raíz del trabajo social, el turismo solidario y otras sórdidas filantropías de los acomodados. Iván Illich, en 1968, ante un auditorio plagado de cooperantes internacionales, “voluntarios” y otros agentes de la muy turbia industria occidental de la solidaridad… Al diablo con las buenas intenciones. No vengan a ayudar
24. Vida sin principio, de Henry David Thoreau. Bello ensayo fragmentario que testimonia un profundo extrañamiento del mundo y una insaciable voluntad de negación y de crítica: Vida sin principio
25. Heliogábalo o el anarquista coronado, de Antonin Artaud. Interfiriendo campos cercados como la recreación histórica, el ensayo, la poesía, la narrativa y la filosofía, Artaud concibió esta maravillosa obra, tan deliberadamente irregular como perturbadora: Heliogábalo o el anarquista coronado
26. Una avanzada del progreso, de J. Conrad. Sobre la inmensa cuota de horror que la humanidad está pagando por la expansión del Capitalismo occidental.
https://pedrogarciaolivo.files.wordpress.com/2021/03/avanzada-del-progreso.pdf
J. Conrad, en “Una avanzada del progreso”, relato dramático por realista, muestra los efectos del progreso capitalista y de la expansión de la cultura occidental sobre las poblaciones de África y sobre los propios “agentes” del postulado “desarrollo”, sobre los “emisarios” (voluntarios o involuntarios) de la civilización imperialista europea.
La Civilización Occidental carece de la capacidad de comprender al Otro, dada esta “ineptitud específica”, distintiva de nuestra cultura y no caracterizadora de todas las formaciones civilizatorias, como señalaba Lenkersdorf, sencillamente procura avasallar, explotar y destruir la Diferencia.
Se vio en los tiempos de la llamada Conquista y Colonización de América; se vio, con una claridad insuperable, en el África negra a lo largo del siglo XIX y bajo la infamia del imperialismo europeo, marco de la obra de Conrad; y se ve hoy, en todos los continentes, por esta re-colonización integral del planeta (llevada a cabo por las multinacionales y los Estados hegemónicos o “en ascenso”) que la hipocresía de la ciencia económica dominante llama “globalización”.
Maestro en el arte difícil de explorar los sentimientos humanos con una mirada ni maniquea ni “cientificista”, capaz siempre de inquietarnos y desasosegarnos, Conrad deja en este relato breve una imagen casi demasiado nítida de la inmensa cuota de horror que la humanidad está pagando por la expansión del Capitalismo occidental.
Para leer o descargar en PDF: https://pedrogarciaolivo.files.wordpress.com/2021/03/avanzada-del-progreso.pdf
27. La juventud ante la crisis actual
(Conferencia de Estanislao Zuleta)
https://pedrogarciaolivo.files.wordpress.com/2021/06/juventud.pdf
Estanislao Zuleta, el “filósofo oral”, investigador que se prodigó en charlas, encuentros y ponencias, pero reacio a escribir, abordó en esta conferencia, transcrita por su oyentes, un tema crucial en las sociedades capitalistas que nombramos “desarrolladas”: el asunto de la juventud.
¿Quién está en crisis, la sociedad o la juventud? ¿Es la adolescencia una “enfermedad burguesa”? ¿Existe, como realidad específica, diferenciada y distintiva, una “cultura de la juventud”? ¿Qué consecuencias arrastran las “demandas contradictorias” en que abundan nuestros menores? ¿Hasta dónde llega el “terror a ser adulto” que se está cebando en los jóvenes desde que el futuro se convirtió en un horizonte absolutamente indeseable, sencillamente horroroso? ¿Es la juventud un colectivo social no asignable políticamente?…
En torno a estas y otras cuestiones, el pensador colombiano desata sus peculiares modos de exposición, entrando y saliendo del tema, sumando debates, haciendo crecer la reflexión al modo de las ramas de un árbol, embriagado y embriagándonos de crítica…
Para lectura o descarga libre:
https://pedrogarciaolivo.files.wordpress.com/2021/06/juventud.pdf
28. William Blake. Poemas escogidos.
W. BLAKE O LA SENSIBILIDAD DEL TRANSGRESOR DE FONDO
Haz clic para acceder a wp-1631196031277.pdf
Capaz de demoler la moral establecida, navegando las aguas bravas del malditismo literario; apto para sugerir una suerte rara de “teología negativa”; habilitado para cuestionarnos de arriba a abajo, de afuera a adentro, con sus palabras y con sus grabados; este artista, “uno de los hombres más extraños de la literatura”, según Borges, sin duda el menos contemporáneo de los escritores, se nos revela al mismo tiempo como una persona extremadamente sensible, sufriendo en sus textos por la suerte de la infancia (infancia escolarizada, infancia empobrecida, infancia no amada), sufriendo por el destino de esas clases populares amarradas a la miseria, sufriendo por la situación de las mujeres de su época…
El poeta que elogió la libertad en el amar, que repudió la esclavitud y el trabajo infantil, que detestó la tiranía religiosa y el despotismo político, revolviéndose contra la Iglesia y contra el Estado; el visionario que lanzó dardos envenenados contra el casi invencible racionalismo occidental, y todo esto a fines del siglo XVIII, merece nuestra estima y vive, desde hace décadas, en mi corazón.
Con estos “Poemas escogidos” saldo una deuda emocional, sentida más como un abrazo que como un atadura, con el artista que grabó para siempre en mi consciencia, entre otras, estas palabras:
“La versión del demonio es que el Mesías fue quien cayó y formó un Cielo con lo que había hurtado al Abismo”.
“La senda del exceso lleva al palacio de la sabiduría”.
“Los tigres de la ira son más razonables que los caballos de la instrucción”.
“El gusano partido en dos perdona al arado”.
“El acto más sublime consiste en poner a otro ante ti”.
Wiliam Blake se halla entre los más sensibles transgresores de fondo que en nuestra cultura se han dado…
Haz clic para acceder a wp-1631196031277.pdf
29. Un sabio chino, de Oscar Wilde. El escritor dublinés, adscrito a menudo al socialismo libertario, presentando a Chuang Tzu, pensador taoísta del siglo IV antes de Cristo, exponente mayor de la sabiduría anárquica oriental… Denegación absoluta del Gobierno, del Capital, de la Educación Administrada, del Reformismo Social, de la Filantropía…
Haz clic para acceder a wp-1633775360642.pdf
30. La última ilusión, de Jürgen Dahl
Haz clic para acceder a wp-1637909786107.pdf
Presentamos un texto ingrato, que aborda la crisis ecológica sin ajustarse a las reglas de reflexión y de composición que configuran el “verosímil crítico” (R. Barthes) de las sociedades democráticas occidentales. Su tesis, en cierto sentido “elemental”, no puede ser admitida por los tópicos que dominan la producción mediática del Ecologismo de Estado (o Ecologismo Científico): nos encaminamos hacia una catástrofe planetaria determinada por el productivismo-consumismo capitalista, y para ella no hay solución dentro de los marcos de la sociedad mercantil bajo la que vivimos.
A partir de esa premisa, J. Dahl denuncia tres cinismos muy extendidos, tres falsificaciones galopantes: el primer cinismo sugiere que la salvación del planeta empieza en casa, en el ámbito doméstico, desde el compromiso cotidiano individual; el segundo procede de lo que denomina “tecnología medioambiental”, vinculada a la Ciencia, que “inventa” dispositivos reparadores utilizando los mismos recursos que degradan el entorno; el tercero tiene que ver con la Administración y la esfera política, más pendiente de su propia reproducción a corto y medio plazo que de las necesidades clamorosas de la humanidad contemporánea.
Con un estilo muy peculiar, que recuerda los modos expositivos de las culturas orales (más yuxtaposición que subordinación en la gramática; argumentación “en espiral”, retornando una y otra vez al punto de partida y a la idea central; aversión a lo teorético y a lo conceptual; deslizamiento incesante desde lo “racional” a lo “emotivo”, etcétera), J. Dahl, excelente jardinero y gran amante de las plantas, renunciando a las abstracciones y a la inflación teorética, regresando al mundo de la empiria, de los datos incontestables, de las metáforas afortunadas y con una expresividad irritada y humorística al mismo tiempo, casi al modo de los quínicos antiguos, demuele “la última ilusión” (que la crisis ecológica puede resolverse sin afectar dramáticamente a nuestro bienestar, a nuestra opulencia, y en el respeto del orden liberal capitalista). Ante su tenaz esfuerzo desmitificador, caen muchas de nuestras más estimadas máscaras: la del “crecimiento sostenible”, la del “decrecimiento”, la de la “economía verde y circular”, la de todo reformismo político-medioambiental…
El apartado final me conmueve en su desesperación “activa”, pues sigue apelando a la rebeldía, a la resistencia, a las luchas “desilusionadas” que se despliegan por dignidad…
Para acceder al ensayo:
Haz clic para acceder a wp-1637909786107.pdf
31. Las cartas vividas de Flaubert
PDF de «Las cartas vividas. Tocando a la puerta trasera del refugio Flaubert»:
LAS CARTAS VIVIDAS DE FLAUBERT
GUSTAVE FLAUBERT Y EL ARTE DE LA EPÍSTOLA
Por razones muy diversas, es profundo el sentimiento de hermandad que me une a Gustave Flaubert.
«Madame Bovary» no me interesó; y eso también me acerca al autor, que sentía repugnancia por todos los personajes de su novela y la tenía en muy baja estima: en las cartas a sus amistades se refiere a ella como un “ejercicio de paciencia”, de mero oficio, una obra “chata”, compuesta más para el mundo que para él mismo, alejada de su ser, de su verdadera pasión creativa, de todo lo que amaba.
Pero he disfrutado su correspondencia, esas misivas para los amigos y familiares que componía con tanta concentración y voluntad de estilo, en las antípodas de las cartas vulgares y laceriosas, desgarbadas y sin aliño, de Fiódor Dostoievski, valga el ejemplo.
Comparto aquí una selección de las epístolas de Flaubert, una suerte de mirillas para sorprender el alma del escritor, sus anhelos, sus tormentos, sus dichas y sus angustias, su concepción del arte, su odio inmenso a la sociedad burguesa y a buena parte de la cultura oficial de su tiempo, sus principales vicisitudes existenciales, los lazos de amistad y de amor que forjó y cuidó incluso en medio de una duradera y aplastante depresión.
No todas las personas son capaces de sobrellevar sin rotura la vida que corresponde a su época y a su país. Para soportar un mundo que detestaba, Flaubert, tal y como refirió en una de sus cartas, «se aferró a la tinta lo mismo que otros a la botella de aguardiente». Ello le llevó a una estética particular, orientada al “arte puro”, a la búsqueda incansable de la expresión óptima, de la palabra justa, de la frase armoniosa, de una perfección formal laboriosísima y acaso insensata, motivadora de que, pese a su inusitada capacidad de trabajo, a su “encierro” diario en la escritura (tal un monje de la creación literaria o un monomaniático de las palabras), nos legara muy pocas obras. En una de sus epístolas llegó a declararse partidario de una literatura “sin tema”, sin asunto, sin intención, que se mantuviera solo por la fuerza interna del estilo, por la belleza de las frases, por el encanto compositivo. Me recuerda, por ello, a Van Gogh, obsesionado por su arte, por sus colores y por cada una de sus pinceladas, incluso cuando se proponía pintar unos simples girasoles…
Demasiado inteligente para mentirse, Flaubert habla de sí mismo con una sinceridad anonadadora, señalando sin pudor lo que considera sus miserias, sus deméritos, sus fracasos, su ineptitud para la vida corriente y la felicidad común. Lo mismo que el pobre alienado de Saint-Rémy, es consciente de los “alimentos imprescindibles” de que privó a su cuerpo y a su corazón para consagrarse, de un modo que cabe estimar “religioso”, a la escritura. Relata de qué modo su persecución del “arte puro” lo alejó de la plena vida humana y lo abocó a la desdicha, a la soledad, al sentimiento de definitivo naufragio existencial.
Ya mayor, cercana la muerte, le escribe a su sobrina Carolina una carta muy tierna, que contiene a su vez unas líneas durísimas, definitorias de su carácter esquivo y de las certezas íntimas a las que sujetó la mayor parte de su vida:
Los honores deshonran,
Los títulos degradan,
La función embrutece.
Comentario: el orgullo no puede llevarse más adelante.
Os dejo con estas “Cartas escogidas de Gustave Flaubert” y me despido de él con un abrazo fraternal.
LAS CARTAS VIVIDAS DE FLAUBERT
32. Los escoleros, de José María Arguedas
Para contribuir al sostenimiento de esta labor: https://pedrogarciaolivo.wordpress.com/2013/12/18/autor-mendicante/