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AUTO-ANIQUILACIÓN DE LAS ARTES

Posted in Activismo desesperado, antipedagogía, Archivos de video y de audio de las charlas, Autor mendicante, Crítica de las sociedades democráticas occidentales, Desistematización, Proyectos y últimos trabajos, Sala virtual de lecturas incomodantes. Biblioteca digital with tags , , , , , , , , , , , on agosto 13, 2022 by Pedro García Olivo

LA MÚSICA CLÁSICA COMO EXPONENTE

1) Y Joseph Beuys aparece en la sala donde exponía sus creaciones con una liebre muerta en sus manos y todo embadurnado de grasa. Procuraba explicarle a la liebre cadáver el sentido de sus obras.

Era aviador al servicio de los nazis cuando fue derribado; y gentes de una etnia nómada lo recogieron, lo embadurnaron con grasas animales, lo llenaron de plumas y lograron salvarle la vida. Beuys se alejó del fascismo y colaboró con movimientos de signo opuesto. Nunca se olvidó de aquellas personas “primitivas” que lo extrajeron de la muerte, circunstancia que aparece en muchos de sus trabajos.

Quizás la liebre muerta sea el público, que nunca entenderá ya nada; el artista embadurnado es un superviviente por milagro, casi un difunto andante; y la obra es lo que menos importa e interesa, pues, no agradando a los espectadores, se erige también en un objeto de desprecio para su creador.

Beuys, como tantos otros “operadores estéticos”, se iba despidiendo del arte, en el que ya no creía.

Recalando en el gesto del piloto y creador ex-nazi, P. Sloterdijk ha sostenido que “el arte está en barbecho”:

“El arte se repliega en sí mismo. Esto equivale a una retirada a sus propios dominios, al refugio fuera del mundo. El arte, sin embargo, reduce su frente en el mundo, reduce su superficie de contacto con el resto del negocio artístico. Da un paso atrás desde el frente expositivo. Examina si estaba bien aconsejado al precipitarse a la primerísima línea de visibilidad. Reflexiona sobre su alianza con las maquinarias de publicación museísticas, galerísticas, publicitarias (…).

¿Qué puede significar llevar en este momento obras al frente expositivo, ahora que el tiempo pertenece al cuestionamiento de la producción por sí misma? ¿Cómo se podría simular la felicidad de ser capaz de crear, cuando hace tiempo que quedó claro cómo la libertad de obra fue rebasada por la imposición de reclutar la creación y valorizarla materialmente? El arte, ya se decía hace una década, abandona la galería, se va al campo, va a la gente. Se debería haber dicho: busca lo libre y desea otro espacio de juego para la felicidad de interrumpir la infelicidad (…). Reclama testigos, no propietarios (…) para que su voz pueda ser de nuevo un salto puro, una flecha de felicidad (…).

Con su declaración de abandono del arte, Beuys ha devanado el sueño vanguardista de la disolución del arte en la vida (…). Quizás haya que poder fracasar como artista para avanzar como ayudante de la felicidad. Quizás deban descansar incluso los mismos poderes creadores de obra como terrenos ya demasiado explotados durante largo tiempo (…).

Estar en barbecho y esperar es una aventura imprevista para objetos artísticos acostumbrados a la valorización. Replegarse en sí mismas, y no entrar en la historia de arte en la forma más elevada, es la treta para la que menos preparadas estaban las obras de arte hambrientas de reconocimiento. ¿O es que ya están más preparadas para ello de lo que se podía intuir en el momento de su factura? El arte está en barbecho. La gente simplemente pasará al lado, una tenue brisa de atenta desatención soplará entre las piezas”.

Redundado en este asunto, que se ha nombrado “ocaso de las obras”, “muerte del arte”, “huelga o silencio de los creadores”, J. C. Argan, en “El arte moderno”, presentaba una caracterización más precisa de la coyuntura estética:

“Es explícita y clamorosa, tanto en América como en Europa, la ruptura definitiva, la negación del artista a hacer de artista. El fenómeno que globalmente se conoce con el nombre de “arte povera” es un aspecto del más vasto fenómeno de protesta. Las actitudes son radicales. No se debe realizar la obra de arte porque es objeto; en una sociedad neocapitalista o de consumo, el objeto es mercancía, la mercancía riqueza y la riqueza poder. Incluso una obra de arte violentamente agresiva e ideológicamente intencionada sería inmediatamente absorbida y utilizada por el sistema (…). Ninguna técnica organizada se tiene que poner en práctica, pues todas son instrumento del poder, y tampoco ningún tipo de lenguaje, porque también el lenguaje es un género de consumo, una mercancía.

Hay que rechazar todo el arte del pasado, pues, por su sometimiento a técnicas organizadas, en vez de realizar la plenitud de la experiencia estética, la ha reprimido sistemáticamente. El hecho estético quiere ser solamente un “suceso” en un mundo en el que, al tener que ocurrir todo según los programas preestablecidos, se está perdiendo el sentido del suceso (…). Pero, incluso la intencionalidad estética del suceso-espectáculo o del espectáculo como happening, ha ido desapareciendo también de las más recientes manifestaciones. Declarar estético un suceso significa reconocer que realiza una intencionalidad, que presenta un valor, significa juzgarlo y vincularlo a la historia. Y precisamente eso se intenta evitar, dado que la historia es historia de la civilización y toda la civilización es represión de los instintos vitales”.

Tanto Sloterdijk como Argan se entregan a una suerte de optimismo rebajado y sueñan futuros para el arte. De ahí el título del artículo del alemán (donde hay barbecho hay esperanza de una nueva siembra, de ulteriores germinaciones) y el último párrafo del estudio del italiano:

“¿Hasta qué punto la huelga a la ultranza de los operadores estéticos priva a la sociedad “opulenta” de algo que quiere y necesita? ¿No se le niega, por el contrario, algo que no quiere y de lo que no sabría qué hacer?”.

Pero, más allá de estos discursos a fin de cuentas social-conformistas, nos quedan la liebre muerta de Beuys, la rueda de bicicleta y el urinario de Duchamp, los creadores que destrozaban sus obras nada más concluirlas, los escritores que quemaban sus libros… Y nos quedan mis queridos “inspiradores”: los autores anónimos de libros que se han perdido. No firmaban sus obras y tuvieron la suerte de que se perdieran…

2)

A lo largo del siglo XX y, particularmente, en la segunda mitad de la centuria, la forma tradicional de hacer música clásica entra en una crisis definitiva. En el plano técnico, se percibe un agotamiento, un cansancio de repetir siempre las mismas fórmulas, semejantes parámetros, un hastío de reiterar lenguajes caducos. En el plano estético, incluyendo aquí la reflexión histórico-social y filosófica, los músicos desatan una voluntad de crítica, una disposición denegadora, una suerte de rebeldía ante lo establecido y el curso de las cosas en la contemporaneidad occidental: guerras mundiales, holocaustos, etnocidios, opresiones sociales y políticas, hegemonía del mercado y del consumo, maquiavelismo de los Estados, surgimiento de una “industria cultural” que degrada el Arte y lo lleva al almacén de las mercancías y de las demagogias, etc.

Pareciera que la llamada “música culta” inicia un proceso de auto-aniquilación, cuestionando todas sus categorías fundacionales y desasiéndose de ellas. Este es el sentido de las vanguardias, de esa especie de “carrera hacia el silencio” que parte de la atonalidad y pasa por la dodecafonía, el serialismo, la música aleatoria…, hasta desembocar en las provocaciones y renuncias a la creatividad de J. Cage y su escuela.

Antes de esta deriva suicida consciente, los compositores revueltos contra la tonalidad y la armonía clásicas, contra la obra estructurada y las escalas cromáticas consagradas, buscaron vías de escape o de superación. El giro hacia lo popular, el énfasis expresionista, las transacciones deconstructivas con la tradición musical, etc., pueden entenderse hoy como una suerte de “conjuro” contra ese apetito de desaparición que haya precisamente en Cage, con su escrito “Silencio”, su mejor exponente.

Donde la opresión política maniataba a los creadores, como en la URSS, surgieron también, no obstante, obras disonantes, fruto de la tensión entre la exigencia de un sometimiento a la tradición y los anhelos de ruptura e innovación. Prokofiev y Shostakovich son exponentes mayores de esta obediencia díscola. En cine, encontramos a Mevdekin, con su filme “La felicidad”, autor injustamente considerado “estalinista”. En lo concerniente a la escritura, yo siempre recuerdo a I. Babel, con su “Diario de 1920”; pero este autor no fue tan hábil en el funambulismo de componer bajo el régimen soviético y fue fusilado. “El modo en que llevamos la libertad es horrible”, llegó a escribir en referencia a las campañas polacas del Ejército Rojo…

3)

Este auto-cuestionamiento radical no se dio solo en el campo de la música. Afectó a casi todas las esferas de la creatividad humana.

En las artes plásticas, irrumpieron las vanguardias, que desembocaron en aquella “huelga de los operadores estéticos” ya mencionada.

En la escritura, M. Blanchot, R. Barthes, J. Derrida y otros empezaron a demoler el concepto de Obra Literaria, apostando por textos discontinuos, irregulares, fragmentarios, interrumpidos… Avalaban la idea de una “ausencia del Libro” y en ocasiones apuntaban también al silencio: “Necesidad de la palabra para poder callar”, nos dijo E. M. Cioran.

 En filosofía se desestimó la “voluntad de sistema” y el pensamiento tendió a hacerse puntual, local, sectorial, casi minimalista. Se deconstruyeron asimismo los modos clásicos de exposición.

Etcétera.

4)

¿En qué parece haberse resuelto todo esto? A la bella insumisión de los artistas críticos y auto-críticos, a la desesperada, destructiva y autodestructiva insurgencia de las vanguardias, a los gestos negativos y auto-denegativos de los creadores ha sucedido una irrelevante inmersión en las aguas negras de la “industria cultural”, cloacas del arte frecuentadas por las ratas del eclecticismo, del neoclasicismo y otros “revivales” estéticos, incluidas las ya agotadas vanguardias; autores desaprensivos capturados por la racionalidad económica y burocrática, componiendo para el Mercado y las Administraciones y solicitando su apoyo como mendigos a las puertas de la Iglesia. Pero sin la dignidad del mendicante verdadero, por supuesto.

Y tenemos “intérpretes” musicales, pero ya no “creadores”; “profesores de filosofía” en lugar de “filósofos”; “críticos del arte” incapaces de componer un poema o pintar un cuadro; rebaños de “escribidores” facilones en vez de “escritores” conscientes de la dificultad de su labor…

Quiero presentar aquí algunas de estas músicas fugitivas, contestatarias, rupturistas, terriblemente honestas en su camino hacia el abismo. Para mí, hacen también parte de las “músicas aplastadas”, como el flamenco oral, las tradiciones musicales de los pueblos indígenas, la creatividad comunitaria de los nómadas y de los rural-marginales, los sonidos recónditos de África y de Oriente, etcétera.

Dodecafonías y otras rupturas

A. Berg, Suite lírica

https://drive.google.com/file/d/1hTRdUDpwrr6qoc_gveJ4bvp1igoVf6NI/view?usp=sharing

Webern, Bagatelas

https://drive.google.com/file/d/11Tn0g43p0KzFcuUZeAsofgCK7lqgWpOU/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/164pOIfa5gr_z93m6r5IPCbLUSskeaWXn/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/1RgsdPGYp-iKyMomxgO4WSimRxPdtOFs7/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/17g8nH12reAZIiDqKiz6GMNpSDY7kR5E5/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/1VgdAbN_MxhiL4Cbea-_oI4M2WR7Fqs_o/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/1P6U8y3dDcdnM3GdJIFceeJHXP2FUXkDK/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/1-t6Zvk6aVuV8eaxAbzadizXDRRiKE88p/view?usp=sharing

Boulez, Figuras, Dobles, Prismas

https://drive.google.com/file/d/15oEHHdRts4sFaUCSLX6YmVaWxHsd6jmq/view?usp=sharing

Fuga hacia lo popular

Kurt Weill

“Bilbao”

https://drive.google.com/file/d/1dL5YzpallVqlPJc25WrPRQzYFHYeCWBa/view?usp=sharing

De “La ópera de tres centavos”

https://drive.google.com/file/d/1adY1er-ruwB1Q-SgjxpeKXcQQfFefv1w/view?usp=sharing

Otros temas de Kurt Weill

https://drive.google.com/file/d/1VBVkkhCK-qy7GBKjdUjDPbqpSJ0jr3w6/view?usp=sharing

https://drive.google.com/file/d/1e8WDnalWoDmA78RfIjN2bCbZ7VnU5mN6/view?usp=sharing

Luciano Berio

Canciones folklóricas. Armenia

https://drive.google.com/file/d/1tTP0001LhP-bqZNsucIOyAboHcwDVLov/view?usp=sharing

Canciones folklóricas. Italia

https://drive.google.com/file/d/1E_dvM3ImkFP1D8SQ_LPSwSR7nANU9TMQ/view?usp=sharing

Canciones folklóricas. Sicilia

https://drive.google.com/file/d/1V8GFUnyrIQlhVpaAA-YpT-GAIJiTbIW1/view?usp=sharing

Béla Bartók, Canciones populares rumanas

https://drive.google.com/file/d/1MZMhySgb0Kjz5XslvtiabcW4banA9jGP/view?usp=sharing

Fauré, La pavana

https://drive.google.com/file/d/1PPxvginnpmjdIzUAIQk3HS1P47joDDau/view?usp=sharing

A. Segovia. Malagueñas

https://drive.google.com/file/d/1Ufkvbkv1eQ9MyC5-uDfSinHFghKk1Sz7/view?usp=sharing

Gershwin, Rapsodia en azul

https://drive.google.com/file/d/1mgCNT29SbUuElpFweSWt468oxD8FumiG/view?usp=sharing

Deriva expresionista

Penderecki. Réquiem por las víctimas de Hiroshima

https://drive.google.com/file/d/1Gpru8cm4_PZ7qt61LHNPNqWIhDJdQgiO/view?usp=sharing

Schoenberg. Pierrot lunar

https://drive.google.com/file/d/1MocMTkwLHgfQpHiZtzBHeJ-1O_pNi_My/view?usp=sharing

Desde lo serial a lo aleatorio y el silencio

Penderecki. Octandre for flaute, clarinet, oboe

https://drive.google.com/file/d/1N4FA8Fk7VIoUqi992z7B5nO7JjfLq1Gs/view?usp=sharing

Cage. Atlas eclipticalis

https://drive.google.com/file/d/1j9wJiuDXmtVJIBP8lt8sww_RVcueo98e/view?usp=sharing

Cage. She is aleep

https://drive.google.com/file/d/1n7OupqObC7dc6UEx–dofqqvqvFObGPF/view?usp=sharing

Stockhauser. Makrofonie I

https://drive.google.com/file/d/1Xg_-sONb1ASNF7RhS2eLG6rCxBIwfNOf/view?usp=sharing

Disrupciones soviéticas

Prokofiev. Obertura sobre temas hebreos para clarinete

https://drive.google.com/file/d/1m4u2L5YoJh03gwzvX7pOs-GGSrkb8VVS/view?usp=sharing

Prokofiev. Sonata núm. 8

https://drive.google.com/file/d/1zvdGECxXSVtYoV6DFFlDZLu94fAguava/view?usp=sharing

Shostakovich. Concierto para piano y violín 1

https://drive.google.com/file/d/1ISNslteeUNaqanlYVPOEN7aw-jDCWLom/view?usp=sharing

Shostakovich. Concierto para piano y violín 2

https://drive.google.com/file/d/1Bk9LSzd-xXCH0yc_ED-2NpsH5RmvXVTw/view?usp=sharing

http://www.pedrogarciaolivo.wordpress.com

Alto Juliana

¿Eres la noche?

Para perdidos y reinventados

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