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LA JUVENTUD ANTE LA CRISIS ACTUAL

Posted in Activismo desesperado, antipedagogía, Autor mendicante, Breve nota bio-bibliográfica, Crítica de las sociedades democráticas occidentales, Descarga gratuita de los libros (PDF), Desistematización, Proyectos y últimos trabajos, Sala virtual de lecturas incomodantes. Biblioteca digital with tags , , , , , , , , , , , on junio 20, 2021 by Pedro García Olivo

LA JUVENTUD ANTE LA CRISIS ACTUAL
(Conferencia de Estanislao Zuleta)

Para leer o descargar:
https://pedrogarciaolivo.files.wordpress.com/2021/06/juventud.pdf

Estanislao Zuleta, el “filósofo oral”, investigador que se prodigó en charlas, encuentros y ponencias, pero reacio a escribir, abordó en esta conferencia, transcrita por su oyentes, un tema crucial en las sociedades capitalistas que nombramos “desarrolladas”: el asunto de la juventud.

¿Quién está en crisis, la sociedad o la juventud? ¿Es la adolescencia una “enfermedad burguesa”? ¿Existe, como realidad específica, diferenciada y distintiva, una “cultura de la juventud”? ¿Qué consecuencias arrastran las “demandas contradictorias” en que abundan nuestros menores? ¿Hasta dónde llega el “terror a ser adulto” que se está cebando en los jóvenes desde que el futuro se convirtió en un horizonte absolutamente indeseable, sencillamente horroroso? ¿Es la juventud un colectivo social no asignable políticamente?…

En torno a estas y otras cuestiones, el pensador colombiano desata sus peculiares modos de exposición, entrando y saliendo del tema, sumando debates, haciendo crecer la reflexión al modo de las ramas de un árbol, embriagado y embriagándonos de crítica…

http://www.pedrogarciaolivo.wordpress.com

Alto Juliana, Aldea Sesga, Rincón de Ademuz, Valencia

EQUIVOCARSE DE OBJETO PARA EL MIEDO*

Posted in Activismo desesperado, Autor mendicante, Breve nota bio-bibliográfica, Crítica de las sociedades democráticas occidentales, Descarga gratuita de los libros (PDF), Proyectos y últimos trabajos, Sala virtual de lecturas incomodantes. Biblioteca digital with tags , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , on enero 25, 2019 by Pedro García Olivo

¿Qué es lo que tanto tememos de la Catástrofe?

I)

Es la nuestra una «cultura pánica», se ha dicho. Recuerdo, a propósito, un interesante estudio de H. P. Dreitzel: «Miedo y Civilización». Pero, a menudo, nos equivocamos de objeto para el miedo…

Conforme los países de América Latina, como en un pase de lista, uno tras otro, saltan del Estado Social al Estado mínimo neoliberal, son cada vez más las gentes que se alarman y se horrorizan. Ya no es solo el típico sensacionalismo negativo de izquierdas el que, soñando que así agita y desestabiliza, dibuja un cuadro siniestro de penuria, hambre, delincuencia y represión, degeneración completa de la vida social, etcétera. Son también las gentes comunes, no reclutadas políticamente, las que incuban ese terror hacia la Catástrofe que habría de seguir a la emergencia y consolidación de los gobiernos neoliberales. Así como está a la orden del día una «crítica de la razón periodística» que debería incluir la afición a la hipérbole, al maniqueísmo y a la repetición característica de la prensa militante, se siente hoy que ya no hay razones para el miedo a una Catástrofe venidera, pues, en cierto sentido, vivimos desde hace tiempo en su seno, hemos aprendido a navegarla y a soportarla y son otros, siempre otros, los que, en el ojo del huracán civilizatorio, padecen sus efectos centrales.

Porque, acaso por desgracia, el neoliberalismo no es tan estúpido como para desencadenar sin más un clima «ingobernable» de malestar social y existencial. Ya no opera así, pues, habiendo aprendido de los errores del pasado, sabe jugar sus cartas, que son nuevas.

El neoliberalismo contemporáneo aspira también al bienestar de las poblaciones, pero por medios no directamente estatalistas, al margen de las recetas de la socialdemocracia clásica o del populismo. El interés de los grandes empresarios y de los capitalistas transnacionales que apuestan por esta modalidad de gestión del espacio social no es muy diferente del que animaba a las burguesías industriales («nacionales») y a las clases medias respaldadas por por las versiones latinoamericanas varias del Estado Social movimiento bolivariano, indigenismo de Estado, kirchnerismo, Partido de los Trabajadores en Brasil… Tanto uno como otro, y más allá de las distintas políticas económicas y sociales que aplican para gratificar a esta o aquella fracción de la clase burguesa, anhelan una sociedad equilibrada, hasta cierto punto armónica, con pocos motivos de descontento general, a salvo de conmociones sociales y de apetencias revolucionarias.

Que el bienestarismo está ya en el horizonte programático de los neoliberales lo ha ejemplificado la historia reciente de Chile, donde la Empresa toma el relevo al Estado para afianzar ese clima social de seguridad y de acomodo, ese ambiente políticamente amortiguado que demandan los capitalistas a fin de colocar acertadamente sus productos y mantener el buen rumbo de los negocios. Antofagasta constituye una ilustración sostenida de esa «benevolencia» pérfida, puramente estratégica, del neoliberalismo de avanzada, reconciliador y civilista.

Por eso decía que nos equivocamos de objeto para el miedo. Y es que lo que debería asustarnos es, precisamente, la alternancia rítmica de dos modos de explotación económica y de opresión social, de coerción política y de sistematización de la vida, que, más allá de sus diferencias metodológicas o procedimentales, persiguen un mismo objetivo: la reproducción optimizada del Capitalismo demofascista. Valga como ilustración el caso argentino: Macri sustituyó a Cristina, con lo cual el neoliberalismo reemplaza al Estado Social populista; y, según muchas encuestas, bien pronto Cristina o alguien de su calaña ocupará de nuevo el lugar de Macri…

Con esta estudiada alternancia, de la que Europa sabe bastante, hay algo que se está perdiendo para siempre: el ansia de libertad económica y política, el deseo de escapar de lo establecido, la voluntad de autonomía existencial y organizativa, el gusto por la autogestión del propio cuerpo y de la propia vida, las luchas que no pretenden reformar o «humanizar» el Capitalismo, sino desaparecerlo.

Bajo formas diversas, cambiantes, con formatos alterados, admitiendo también mixturas, el amplio Estado Social de Derecho y el Estado mínimo neoliberal constituirán, para las próximas décadas, las dos bazas con las que contará el Capitalismo globalizado para satisfacer su pretensión de eternidad, entreteniendo y despistando de paso a las poblaciones.

II)

Nos equivocamos de objeto para el miedo porque los peligros que nos acechan, las verdaderas amenazas, son de otra índole; y ya no pasan por la modalidad de gobierno, por el tipo de partido que haya ganado las elecciones, por las dimensiones de la «crisis» económica que atraviesa la Nación, etcétera. A esa Catástrofe real, no soñada o exagerada, me referí en un capítulo de El enigma de la docilidad. Transcribo esas páginas…

¿Qué es lo que tememos de la Catástrofe?

Decir tranquilamente que Occidente avanza con mucha decisión hacia la Catástrofe hoy ya no constituye un signo de extravío o de excentricidad. Desde campos diversos se ha llamado la atención sobre las distintas espadas de Damocles que penden sobre la cabeza de nuestra Civilización: la nuclear, la ecológica, la demográfica, la económico-social,… Determinadas corrientes de pensamiento y de investigación han asumido la Catástrofe en tanto destino de Occidente y han partido de esa certidumbre, como de un dato incontestable, para interrogarse por cuestiones conexas: ¿Cómo se explica la pasividad de las gentes ante las amenazas, ante los avisos de Catástrofe que se ciernen sobre sus vidas? ¿Tiene que ver esa parálisis con el miedo, con el pánico que podría haberse instalado en nuestra Cultura? Este ha sido el punto de arranque de investigaciones como la de Hans Peter Dreitzel (autor de Miedo y Civilización), que conectan con líneas de reflexión interesadas en la problemática de la decadencia de nuestra formación socio-cultural. Para P. Sloterdijk, por ejemplo, la decadencia de Occidente (“vivimos sostiene en la eterna víspera de aquello que ya ha sucedido”) se manifiesta sobre todo en la ausencia de movilización de los hombres frente a las “catástrofes de advertencia” que nos asaltan en nuestros días como verdaderas “advertencias de la Catástrofe”. Sería la nuestra una “cultura pánica” en la que el miedo desarma y paraliza a los individuos, incapacitándolos para toda respuesta, para toda tentativa seria de salvación. En “¿Cuántas catástrofes necesita el hombre?” (1977), Sloterdijk, concordando con Günter Anders, estimó que nuestra Cultura, en su decadencia final (en su agonía) ya solo podía hacer una cosa antes de extinguirse: universalizarse.

Desde el ecologismo radical casi nadie duda de que la Catástrofe nos persigue por delante. En “La última ilusión”, Jürgen Dahl ha defendido, de forma convincente, una tesis muy antipática a los ojos del Pensamiento Único: que para conjurar la quiebra ecológica global no existen expedientes, carecemos de los medios, dentro de los marcos del sistema liberal-capitalista, pues la causa del deterioro irreversible del medio ambiente radica en las formas de producción inherentes al mismo. Solo una detención y un retroceso, una marcha atrás, en el proceso de desarrollo económico e industrial, con sus consecuencias ‘indeseables’ sobre el nivel de vida de las poblaciones occidentales fin de la opulencia, pobreza sostenible podría mejorar las expectativas. Pero no hay fuerza política con aspiraciones de gobierno dispuesta a convertir esa exigencia de un fin del bienestar en programa electoral, capaz de asumir esa condición de un nivel de vida austerísimo, anti-consumista, como eje de un proyecto viable de desaceleración de la ruina ecológica… Más realista parece la tesis de que nada se hará en esa dirección, por lo que la máquina productiva del Capitalismo va a continuar devastando la Tierra hasta que la Catástrofe ponga las cosas en su sitio. “Hay que esperar a que se produzca la Catástrofe a fin de que esta provoque algún cambio y al hablar de Catástrofe se habla del gran estallido final que, muy probablemente, arrasará una parte del mundo resolviendo así unos cuantos problemas, que habían llegado a ser insolubles, con el simple expediente de la destrucción, y dejando un mundo diezmado en el que tal vez sea posible seguir viviendo” (Dahl).

¿Para cuándo esta Catástrofe, a la que también se ha referido Gerd Bergffleth (“es necesario un salto hacia la propia muerte”), junto a los denominados, despectivamente, “oradores fúnebres de la Posmodernidad”? Según Soloviev, la civilización llegará a su fin (que será, en opinión del filósofo ruso, el fin de todo) en la plenitud del “siglo más refinado”. Para Cioran, que tampoco duda de la inminencia del Siglo Final (“nos preside ha escrito una providencia negativa”), y que ve en la ‘mecanización’ el inicio de nuestra perdición, o, mejor, el apresuramiento de la misma (“no son las máquinas las que empujan al hombre civilizado hacia su perdición; es porque ya iba hacia ella que las inventó como medios, como auxiliares, para perderse más rápida y eficazmente”), hay algo que ocurrirá antes, algo previo, y ya en curso: la uniformización del planeta, la aniquilación mundial de la Diferencia. Con el fin de asegurar una perdición absoluta, una perdición global, el hombre civilizado “se encarniza nivelando, uniformando el paisaje humano, borrando las irregularidades y proscribiendo las sorpresas”. He aquí lo que nos caracteriza como occidentales, como representantes de una cultura decadente, pánica y cínica: “no concebimos que se pueda optar por un género de perdición distinto al nuestro”. La Globalización es la antesala de la Catástrofe…

Hay también quien se resiste a aceptar la conveniencia de la Catástrofe; y, no pudiendo creer en la capacidad de enmienda del Capitalismo capacidad de ponerse límites, de echar el freno, de dejar de ser él mismo, aboga por una “eco-tiranía”, por una “eco-dictadura”: obligar a las poblaciones a que se comporten, en su relación con el medio, como deben comportarse para asegurar simplemente la subsistencia de la especie humana; obligarlas a vivir como se debe vivir para esquivar aquella Catástrofe. Se trataría, sin duda, de la más filantrópica de las Dictaduras, una tiranía verdaderamente “humanitaria”. A esta “eco-dictadura” se refería Hans Jonas cuando alegaba que, si ha de seguir existiendo una humanidad sobre la Tierra, habrá que renunciar a los lujos de la libertad; y, entre otros, le ha dedicado muchas páginas Rudolf Bahro, en su Lógica de la Salvación. Para este autor, “el gobierno de salvación será totalitario, o eco-dictatorial, o como queramos llamarlo, en tanto en cuanto los individuos no hagan el menor intento de ponerse por propia convicción a la altura del desafío histórico: asegurar la subsistencia de la especie humana en la Tierra, acabando para ello con las orientaciones económicas y las prácticas políticas ‘exterministas’ hoy dominantes”.

Desde luego que resulta “peripatética” esta idea de una Santa Tiranía, de una Dictadura Filantrópica; desde luego que incomoda aceptar la postulación de una Catástrofe inminente (“inminente” es un término relativo: quiere decir enseguida, a la vuelta de un puñado de años o de unos pocos siglos). Pero, ¿podemos creer aún en la voluntad de auto-corrección del Productivismo? ¿Podemos confiar en que será revisada y neutralizada la lógica económica de crecimiento, de producción y consumo imparables, que caracteriza al Capitalismo y también distinguió al Socialismo? Cabe imaginar fórmulas de organización político-económica que, apartándose del productivismo, y recuperando los elementos positivos de las tradiciones colectivistas, cooperativistas, agraristas, etc., instituyan modelos de sociedad infinitamente menos dañinos para la naturaleza que el actual y, de esta forma, garanticen la no-extinción de los seres humanos. La tradición libertaria sabe mucho de esa posibilidad: históricamente, se ha incursionado por vías poco holladas que permitirían al hombre sortear “santos despotismos” y “catástrofes prometidas”.

Pero ¿hay personas (o podrá haberlas) dispuestas a aceptar un cambio tan drástico en sus hábitos políticos y económicos; capaces de asumir que han sido formadas y educadas en una farsa sangrienta, y que han invertido toda su vida en el error más estúpido y en el abono de la perdición de la Humanidad? Si se pudiera responder afirmativamente a esta pregunta, aún quedaría un resquicio para la esperanza. Si la respuesta es negativa, ya solo resta una cuestión por plantear: ¿Qué es lo que tememos de la Catástrofe? ¿Qué tememos de la Catástrofe cuando la mayoría de nuestros congéneres vive ya en su seno (Catástrofe de pasar hambre, de ver morir a sus hijos en la infancia, de saberse indefensos y a merced de las enfermedades, de no poder escapar del terror político,…)? ¿No será que lo único que nos parece mal de este Infortunio cotidiano, en cuyo corazón viven ya millones de personas, lo único que nos inquieta y estremece, es que mañana pueda también afectarnos a nosotros, los occidentales, los hombres y mujeres que durante los últimos siglos hemos hecho todo lo posible para que la Catástrofe sea el destino de los demás y ahora retrocedemos espantados ante la sospecha, si no la certidumbre, de que también habrá de ser el nuestro ?

¿Qué es lo que tanto tememos de la Catástrofe?

*** *** ***

*El primer apartado de este escrito se corresponde con el texto base del audio que compuse para Radio Alegría Libertaria y el blog «Ilusionismo social», proyectos antagonistas en los que participo. Para acceder al audio:

http://ilusionismosocial.blogspot.com/2019/01/013-de-nuestro-des-informativo-semanal.html

miedo

alegría

enigma

chinesci

Pedro García Olivo

Buenos Aires, 25 de enero de 2019

http://www.pedrogarciaolivo.wordpress.com

Contra la Universidad, se presenta la Antipedagogía en la Universidad

Posted in Crítica de las sociedades democráticas occidentales with tags , , , , , , , , , , on marzo 3, 2016 by Pedro García Olivo

«¡¿DIOS MÍO, QUÉ ESTÁN HACIENDO CON LAS CABEZAS DE NUESTROS HIJOS?!»
La Escuela, desde los días de Auschwitz hasta los tiempos de Guantánamo
(Presentación de la Antipedagogía)

Como crítica radical de todas las figuras del despotismo moral e intelectual (profesores, científicos, políticos,…), la Antipedagogía se presentará el próximo día 18, a las 14:00 h, en el aula 33 de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Barcelona.

El título de la charla recoge la exclamación de una madre alemana, en pleno nazismo. Hoy entregamos nuestros hijos a las Escuelas, para que el mercenariado pedagógico siga manoseando su corazón y su cerebro, sin exclamar ya nada…

Fermín Rodríguez, de la Escuela Libre «El Sol», participará en el coloquio, para dinamizar el debate.

En la tarde, en el auditorio de Can Batlló, a las 19:30 h, Fermín dara una charla, a la que asistirá P. García Olivo también para estimular la discusión en el coloquio.

«Controversia», como quería el maestro I. Illich (exposición de opiniones contrapuestas), y no tanto «polémica» (arte de la guerra que persigue la destrucción del adversario).

Irresponsable

Video de «Para una crítica radical de las sociedades democráticas occidentales»

Posted in Crítica de las sociedades democráticas occidentales with tags , , , , , , , on junio 16, 2013 by Pedro García Olivo

Ataud de Luis, 7

En el contexto de las presentaciones de «Cadáver a la intemperie»,  se celebró esta charla, en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Granada, el día 5 de junio de 2013, casi a modo de prólogo del 50 Congreso de Filosofía Joven. En ella se abordan algunas de las cuestiones más polémicas del libro, que tienen que ver con conceptos nuevos, como el de «Social-cinismo», «Síndrome de Viridiana en la política», «Mal olor de la Utopía», etc., y otros ya desarrollados en obras anteriores, tal el de «Demofascismo» o el de «Anti-pedagogía».

http://www.youtube.com/watch?v=uVBvTA58KhU

 

 

Cadáver a la intemperie

Posted in Crítica de las sociedades democráticas occidentales with tags , , , , , , on mayo 25, 2013 by Pedro García Olivo
portada

Dedicatoria:

Hay quien vive en el hoyo y ya ni siquiera desea escapar;

hay quien se consume en la celda de esa ordinaria locura

que nombramos «sensatez»

y solo le opone la más disminuida de las quejas;

hay gentes «instaladas», rindiendo culto todos los días al Beneficio

y a la pequeña cuota de Poder,

en detrimento de sí mismas y en explotación de sus semejantes;

hay hombres de pensamiento recto, cuya reflexión nace por tanto muerta,

y de emotividad en calma, pues huyó de ellos el corazón

dejando en su lugar un hueco anonadante.

Así es la inmensa mayoría de los occidentales,

y así son también demasiadas minorías en Occidente.

Contra tales moribundos que matan «esgrimo» este libro,

que dedico a cuantos aún no se nos parecen.

Logofobia nos ha editado «Cadáver a la intemperie. Para una crítica radical de las sociedades democráticas occidentales». Esta obra, extensa, consta de los siguientes capítulos:

I) La patria y el viaje del Demofascismo. Nota para estropear lectores (Prólogo)

II) El despotismo de las democracias. Psicopolítica del autoritarismo difuso y de la auto-coerción

III) Cultura etnocida y exterminista. En torno a la «farsa sangrienta» del Liberalismo

IV) La gestión de la desobediencia: transgresión inducida, conflictividad conservadora (Caleidoscopio de las luchas)

V) Los más feos de los hombres (Epílogo)

El día 5 de junio se inicia en Granada (Aula Magna de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas), a las 17:00 h., el ciclo «sureste» de presentaciones de «Cadaver a la intemperie», que recalará en Murcia, Alhama, Crevillente, Valencia… A partir del 15 de junio, será presentado asimismo en Barcelona y otras ciudades de Cataluña. Se está preparando en estos momentos un ciclo de presentaciones por Euskal Herria, para el mes de setiembre.

Para más información: http://www.logofobia.wordpress.com

 

¿Eres la noche?

Para perdidos y reinventados

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