1. Vida y Muerte administradas
La Renta Básica, un expediente cristianísimo y ultra-conservador para la reproducción del Capitalismo de Consumo en los llamados «países desarrollados», encuentra hoy su espejo invertido en la Muerte Básica que atenaza a los Estados y a las regiones empobrecidas de todo el planeta.
En España, el «calmante» de la Renta Básica, analgésico desmovilizador, tiene ya una larga historia. El País Vasco y otras Comunidades del Norte Peninsular lo implementaron con suscripción de partidos de derechas, democrata-cristianos, explícitamente pro-capitalistas, como el PNV. Y es que no hay nada «peligroso», ni «inquietante», para el Sistema en esta suerte de gran limosna Estatal, modalidad administrativa de la «caridad cristiana» al servicio de la perpetuación de la sociedad mercantil.
La astucia de los partidos «conservadores», de derechas o de izquierdas, que la promueven es notable y se nutre de las siguientes certezas:
1) El Capitalismo actual y, sobre todo, el venidero cada vez depende menos de la clásica «plusvalía», de la explotación física del trabajador en la fábrica, y cada día gravita más sobre la magnitud del consumo: tecnificadas, automatizadas, digitalizadas, las empresas requieren un mínimo de empleados y un máximo de consumidores. Les sobran «obreros» y anhelan «compradores». La Renta Básica les resuelve, en parte, el problema: queda asegurada la adquisión de los bienes de consumo, y así el mantenimiento de la tasa de beneficio de las entidades, pues ese dinero que se le entrega a la gente, desde el Gobierno y por la recaudación de impuestos, regresa, mediante el mercado, a las empresas, a los focos de producción.
2) Se dará también un ahorro, para la Adminstración, pues se aligerará el presupuesto destinado a los sevicios sociales, a las agencias asistenciales, a los proyectos contra la pobreza severa y la indigencia. Con ese pequeño ingreso mensual, muchas gentes se las arreglarán por su cuenta…
3) Un beneficio colaterial tiene que ver con el turismo, la disminución del recurso a la violencia física represiva y la buena marcha general de los negocios: «dignificada» la vida de ese sector de la población, disminuye la tasa de criminalidad y también la tasa de uso de la violencia física por las policías y los ejércitos. La sociedad se «pacifica», en cierta media, y las calles se «sanean», con un descenso acusado de la densidad de delincuentes y de mendigos, de manifestantes irritados y de policías brutales. Las ciudades se optimizan, entonces, como polo receptor de turistas. Ese «clima social» estabilizado, desdramatizado, constituye también un aliciente para la instalación de empresas, para la inversión de capital. Pensemos en Bilbao, en lo que fue y en lo que hoy es…
Un «negocio redondo», pues, para el Estado y el Capital; y de ahí que seduzca lo mismo a los demagogos de la izquierda como a los exponentes menos obtusos de la derecha civilizada, De Guindos entre ellos. Si estás por el Capitalismo, sobre todo por el «Capitalismo de Rostro Humano», por el Estado Social de Derecho, por el «Estado del Bienestar», aquí tienes, sin lugar a dudas, tu Causa. Bajo la presente crisis sanitaria y económica, lo que nombramos «Bienestarismo de Urgencia» irá incluyendo progresivamente esta droga altamente adictiva, este recurso anestésico, que recuerda al opio y a la morfina, y que se llama «Renta Básica».
Solo una parte del Planeta conocerá la Renta Básica. La otra, la mayoritaria, seguirá expuesta a la Muerte Básica, también administrada por los Estados y por la inteligencia del Capital. Bajo el virus y por la crisis económica subsecuente, seguirán muriendo en masa los ancianos, los pobres de los países «subdesarrollados», los emigrantes, los indígenas, los no-productivos y los escasamente «consumidores», los que sobran, pues.
Dentro de unos días, España consagra la Renta Básica; por esas mismas fechas, la Muerte Básica puede estallar en el Sahel, en países de América del Sur como el Perú, donde el 70 % de la población vivía de la economía informal callejera, donde millares de personas se trasladaron en los últimos meses de las comunidades a las grandes ciudades a fin de obtener esos recursos-extra imprescindibles para sobrellevar el año, donde tanto estos como aquellos quedaron a expensas de la infeccion, todos mal alimentados y muchos teniendo que volver a pie, desnutridos y enfermos, a sus remotas localidades campesinas…
La otra cara de la Renta Básica se llama Muerte Básica. Porque se trata de «cuidar» a los consumidores, reales o potenciales, y de «exterminar» a los no-explotables y a los no-rentabilizables. Desde que la ciudadanía, y a escala global, fue concebida, por la Empresa y la Administración, en tanto surtidora de «recursos humanos», se produjo la escisión entre población aprovechable y población desechable. Renta Básica para unos, para otros Muerte Básica.
2. «Necesidades fabricadas» y «derechos liberticidas»
La Renta Básica puede considerarse, solo hasta cierto punto, como un «reclamo» popular. Todo «reclamo» consiste en una solicitud al Estado, instancia que se admite acríticamente como interlocutora principal y como organizadora de la vida. Los «reclamos» corren en la dirección contraria a la autonomía y a la auto-organización indivual y comunitaria. Cuando el «reclamo» es atendido, cuando da pie a un llamado «derecho», siempre habrá una o varias modalidades de la libertad que quedarán suprimidas.
Las «necesidades originarias», «naturales» se podría decir (vivienda, salud, saber, tranquilidad, movilidad, opinión, tarea, etcétera), eran atendidas históricamente, antes del advenimiento del Capitalismo industrial, por el grupo, por la colectividad, por los hermanos o compañeros; y había una densa red de ayuda mutua, de don recíproco, de labor cooperativa, que garantizaba su satisfacción.
Por contra, las «necesidades fabricadas» (Unidad Habitacional, Medicina Científica, Escuela, Policía, Tansporte, Medios de Comunicación, Empleo,…), propias de las sociedades democráticas occidentales y occidentalizadas, dan lugar a «reclamos» y pueden suscitar «derechos» que confiscan libertades. Alimentan sin cesar un consumo discriminador y eco-destructivo.
El ámbito de la Renta Básica es el de las «necesidades fabricadas» y el de los derechos liberticidas. Muchas de las personas que están muriendo y van a morir bajo la rentabilización socio-política de la pandemia subsistían aún en el regazo de las «necesidades originarias», como es el caso de los indígenas amazónicos, «ciudadanos» sobrantes de Brasil, Colombia, Perú… Para ellos se orquestó la Muerta Básica.
Para desarrollar este asunto: un audio de mi Podcast (Discursos Peligrosos), elaborado para su reproducción en Radio Alegría Libertaria; y «En los tiempos de la protesta domesticada», capítulo de mi libro «Dulce Leviatán. Críticos, víctimas y antagonistas del Estado del Bienestar».
Discursos Peligrosos:
https://anchor.fm/…/Derechos-que-recortan-libertades–Ciuda…
Radio Alegría Libertaria:
https://www.ivoox.com/des-informativo-del-24-mayo-2020-audi…
«Dulce Leviatán»:
https://pedrogarciaolivo.files.wordpress.com/…/la-peste-ped…
(Aforismos desde los no-lugares)
[Fotografías tomadas en el asentamiento guatemalteco «San José El Alsinat», en el contexto de mi colaboración con la Coordinadora Nacional de Pobladores de Áreas Marginales, movimiento «viviendista» de ese país. 2007]
Pedro García Olivo, Alto Juliana, Aldea Sesga, Rincón de Ademuz, Valencia, 24 de mayo de 2020